Los escritos que nos ha legado la
tradición mencionan un número elevado de chacras: 88.000. Esto significa que en
el cuerpo humano apenas existe ningún punto que no sea un órgano sensible para
la recepción, transformación y retransmisión de energías. Sin embargo, la
mayoría de estos chacras son muy pequeños y desempeñan un papel subordinado en
el sistema energético. Existen aproximadamente 40 chacras secundarios a los que
se asigna una mayor importancia. Los más importantes de ellos se encuentran en
la zona del bazo, en la nuca, en las palmas de las manos y en las plantas de
los pies. Los siete chacras principales, situados a lo largo de un eje vertical
junto a la mitad anterior del cuerpo, son tan decisivos para el funcionamiento
de las zonas más fundamentales y esenciales del cuerpo, del espíritu y del alma
.
Aquí quisiéramos describir
primeramente aquellas características que son comunes a los siete chacras
principales. Se asientan verdaderamente en el cuerpo etérico del hombre. Se
asemejan a cálices florales con forma de embudo y un número variado de pétalos.
Por ello, en el ámbito cultural de Oriente a menudo se llaman también flores de
loto. Las subdivisiones de las flores en pétalos independientes representan los
nadis o los canales de energía a través de los cuales las energías fluyen y
penetran en los chacras y a través de los que la energía se retransmite desde
los chacras a los cuerpos no materiales.
Su número varía desde cuatro
canales en el centro radical hasta casi mil canales energéticos en el centro de
la coronilla.
De la concavidad situada en el
centro de cada cáliz parte un canal, a modo de peciolo de la flor del chacra,
que llega hasta la columna vertebral y empalma directamente con ésta. Este
canal une los chacras con el canal energético principal, denominado Sushumna,
que asciende por el interior de la columna vertebral y continúa en la cabeza
hasta la coronilla.
Los chacras se encuentran en
permanente movimiento circular. A esta cualidad deben su nombre de «chakra»,
que en sánscrito significa «rueda». El movimiento giratorio de estas ruedas
produce que la energía sea atraída hacia el interior de los chacras. Si el
sentido de giro cambia, la energía es radiada partiendo de los chacras.
Los chacras pueden girar hacia la
derecha o hacia la izquierda. Aquí puede reconocerse un principio contrapuesto
en el hombre y la mujer, o una complementación en la expresión de las energías
de diferente especie" puesto que los mismos chacras que en el hombre giran
hacia la derecha (en el sentido de las agujas del reloj), en la mujer giran
hacia izquierda, y viceversa. Todo giro a la derecha tiene como peculiaridad un
predominio de la cualidad masculina, una acentuación del yang según la doctrina
china; es decir, representa voluntad y actividad, y en su forma negativa de
manifestación, también agresividad y violencia. Todo giro a la izquierda tiene
un predominio del in y representa sensibilidad y acuerdo, y en su aspecto
negativo, debilidad.
El sentido de giro cambia de un
chacra a otro. Así, el chacra basal del hombre gira hacia la derecha, y expresa
más activamente las cualidades de este centro: en sentido de conquista y
dominio en el ámbito material y sexual. Por contra, el primer chacra de la
mujer tiene sentido de giro hacia la izquierda, lo que la hace más sensible
para la fuerza vivificadora y engendradora de la tierra, que fluye a través del
centro radical. En el segundo chacra se invierten los signos: el sentido de
giro hacia la derecha en la mujer indica una mayor
energía activa en la expresión de los sentimientos; el sentido de giro hacia
la izquierda del
hombre puede interpretarse aquí preferentemente como lo
receptivo, a menudo incluso como actitud pasiva. Y así sucesivamente. Los
sentidos de giro hacia la derecha e izquierda se alternan sucesivamente y
caracterizan de forma distinta al hombre y a la mujer, lo que lleva a una
complementación de las energías en cada uno de los ámbitos de la vida.
Conocer el sentido de giro de los
chacras permite incorporarlos a algunas formas de terapia. Por ejemplo, en la
aromaterapia puedes aplicar los aromas con un movimiento circular en el sentido
correspondiente, o también trazar con las piedras preciosas giros en el mismo
sentido que tienen los centros energéticos.
Los chacras de la mayoría de las
personas tienen una extensión media aproximada de 10 centímetros. En cada uno
de los centros energéticos existen
Sentido de giro de
los chacras en el hombre
El tamaño y el número de vibraciones
(frecuencia) de los chacras determinan la cantidad y la calidad de las energías
que absorben procedentes de las fuentes más variadas. Se trata de energías que
vienen a nosotros del cosmos, de las estrellas, de la naturaleza, de la
radiación de todas las cosas y todas las personas de nuestro entorno, de
nuestros diferentes cuerpos no materiales, y también de la razón original no
manifestada de todo ser. Esas energías llegan a los chacras, en parte, a través
de los nadis, y, en parte, fluyen hasta su interior de forma directa. Las dos
formas de energía más importantes y fundamentales son absorbidas a través del centro
radical
Sentido de giro de los chacras en
la mujer
La línea continua que asciende
ondulando simboliza Pingala, la energía solar, y la línea de puntos representa
a Ida, la fuerza lunar y del centro coronal. Entre estos
dos chacras discurre el Sushumna, al que están unidos todos los centros
energéticos a través de sus «peciolos» y que alimenta a todos ellos de fuerza
vital. Es el canal a través del cual asciende la denominada energía Kundalini,
que reposa, «enrollada como una serpiente», en el extremo inferior de la
columna vertebral, y cuya puerta de entrada es el centro radical. La energía
Kundalini representa la energía cósmica de la creación, que en la sabiduría
india también se denomina Shakti o la manifestación femenina de dios. Este
aspecto activo del ser divino provoca todas las manifestaciones de la creación.
Su polo opuesto es el aspecto puro, amorfo y auto nherente del ser divino, en
el que incidiremos con más detalle más adelante.
En la mayoría de las personas la
energía Kundalini sólo fluye a través de Sushumna en proporción escasa. A
medida que va despertándose por un desarrollo creciente de la consciencia, va
ascendiendo a través del canal de la columna vertebral en un flujo siempre
creciente, y activando los diferentes chacras. Esta activación produce una
extensión de los centros energéticos y una aceleración de sus frecuencias. La
energía Kundalini alimenta los chacras con la vibración energética que faculta
a los hombres para ir abriendo paulatinamente en el curso de su evolución todas
las facultades y energías que actúan en los diferentes planos energéticos y
materiales de la creación, con el fin de integrar dichas energías en su vida.
Durante su ascenso, la energía
Kundalini se transforma en una vibración diferente en cada chacra, correspondiente
a las funciones del chacra respectivo. Esta vibración es mínima en el centro
radical y encuentra su máxima expresión en el centro coronal. Las vibraciones
transformadas son retransmitidas a los diferentes cuerpos no materiales o al
cuerpo físico, y se perciben como sentimientos, ideas y sensaciones físicas.
El grado en que una persona
permite la acción de la energía Kundalini depende del grado de conciencia que
tenga en los diferentes ámbitos de la vida representados por los chacras, y de
la medida en que el estrés y las vivencias no procesadas hayan causado bloqueos
en los chacras. Cuanto más consciente es una persona, tanto más abiertos y
activos están sus chacras, de forma que la energía Kundalini puede fluir a
ellos con más intensidad; y cuando más intenso sea este flujo de energía, tanto
más activos se volverán los chacras, lo cual, a su vez, despierta una mayor
conciencia. De esta forma surge un ciclo permanente de mutua influencia, tan
pronto como empecemos a eliminar nuestros bloqueos y a recorrer una senda del
desarrollo de la conciencia.
Además de la energía Kundalini
existe otra fuerza que fluye al interior de cada uno de los chacras a través
del canal Sushumna de la columna vertebral. Es la energía del ser divino puro,
del aspecto no manifestado de Dios. Entra a través del chacra coronal y hace
que el hombre conozca en todos los planos de la vida el aspecto existencial
amorfo de Dios como la razón original, inmutable y que todo lo penetra, de
aquella manifestación. Esta energía es particularmente adecuada para eliminar
los bloqueos de los chacras. En la sabiduría india se le denomina Shiva, la
divinidad, que es la gran destructora del desconocimiento y que con su mera
presencia desata una transformación hacia lo divino.
Así, Shiva y Shakti trabajan codo
con codo en el desarrollo integral de la persona, en el que hemos integrado en
nuestra vida tanto lo divino como todos los planos del ser relativo.
Junto al Sushumna hay otros dos
canales energéticos que desempeñan un papel particularmente importante en el
sistema energético: en sánscrito se denominan Ida y Pingala. Pingala hace las
veces de portador de la energía solar, llena de ardor y fuerza motora. Este canal
empieza a la derecha del chacra radical y termina en la parte superior del orificio
nasal derecho. Ida es el portador de la energía lunar que enfría y serena. Este
canal comienza a la izquierda del chacra radical y termina en el orificio nasal
izquierdo. En su camino desde el centro radical hasta la nariz, ambos nadis se
retuercen alrededor de Sushumna.
Ida y Pingala tienen la facultad
de absorber prana directamente del aire mediante la respiración, y de expulsar
sustancias venenosas en la espiración. Junto con el Sushumna, constituyen los
tres canales principales del sistema energético. Además, hay un gran número de
otros nadis que aportan a los chacras energías procedentes de los chacras
secundarios y de los cuerpos no materiales, y que retransmiten esa energía a
los cuerpos energéticos vecinos.
Pero los chacras también absorben
directamente vibraciones del entorno, vibraciones que se corresponden con sus
frecuencias. Así, mediante sus diferentes formas de funcionamiento, nos unen
con los sucesos de nuestro entorno, de la naturaleza y del universo, sirviendo
como antenas para la gama completa de vibraciones energéticas. También podemos
denominar a los chacras los órganos sensoriales no materiales. Nuestro cuerpo
físico, junto con sus sentidos, es un vehículo adaptado a las leyes de la vida
de nuestro planeta, y con cuya ayuda nos las arreglamos en el ámbito externo de
la vida, pero con el que simultáneamente también podemos realizar en la tierra
nuestros valores y conocimientos internos. Los chacras sirven como receptores
para todas las vibraciones energéticas e informaciones que proceden del ámbito
físico. Son las aberturas que nos unen con el mundo ilimitado de las energías
más sutiles.
Asimismo los chacras irradian
energía directamente al entorno, con lo que modifican la atmósfera a nuestro
alrededor. A través de los chacras podemos emitir vibraciones curativas y
mensajes, conscientes e inconscientes, influyendo tanto positiva como
negativamente sobre las personas, las situaciones e incluso la materia.
Para experimentar una plenitud
interior, y la energía, la creatividad, el conocimiento, el amor y la bendición
a ella asociados, todos los chacras deben estar abiertos y trabajar en mutua
armonía. Sin embargo, esta circunstancia se da en muy pocas personas. En
general, los diferentes chacras tienen un grado de activación distinto. Y
muchas veces sólo están activados los dos chacras inferiores. En las personas
que ostentan una posición social sobresaliente, o que de alguna manera ejercen
una gran influencia, es frecuente que, además, el chacra del plexo solar se
encuentra desproporcionadamente activo. Es posible que exista cualquier
combinación de chacras abiertos, bloqueados o marcados en un sentido concreto.
Además, estos grados oscilan a lo largo de una vida, puesto que en momentos
diferentes pueden adquirir importancia temas distintos.
Por lo tanto, el conocimiento de los chacras puede aportarte una ayuda
inestimable para el autoconocimiento, y guiarte en tu camino para descubrir
todas las facultades innatas, obsequiándote con una vida de plenitud y alegría
máxima
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