Nuestra casa es un ser energético, nos lo parezca o no. El simple hecho de
que vivamos en ella y dejemos rastros de lo que emitimos constantemente a
través de nuestra aura, lo que emiten las personas que viven con nosotros, los
que entran y salen, y lo que recogemos en otros sitios y luego termina
anclándose a cualquier objeto de nuestro entorno hace que sea importante
prestarle más atención de la que normalmente le prestamos.
Una casa, vivienda o propiedad tiene asimismo una historia energética
detrás. El lugar donde estamos viviendo ahora puede haber sido hace mil años un
campo de batalla, una iglesia, un lugar de culto, un bosque, una ciénaga, un
cementerio o cualquier otra cosa. Todos los remanentes energéticos que han
tenido la suficiente fuerza para impregnar ese terreno donde ahora se levanta
nuestro edificio y que no han sido procesados por el planeta (que es a donde
pertenecen estas energías), siguen latentes en mayor o menor medida en el
espacio que ocupamos.
Diferentes problemas
En una casa podemos encontrarnos de todo. Portales energéticos abiertos a
otros planos dimensionales (normalmente el bajo astral), aprovechados por
entidades para entrar y salir sin que nosotros lo percibamos (los niños si que
lo notan, y se quedaran mirando viendo a todo tipo de entidades pasar por tu
cocina y desaparecer de repente, por experiencia propia ), también objetos
antiguos que vienen cargados con energías de sus anteriores propietarios, o
formas de pensamiento negativas que se acumulan en la atmósfera de la casa y que
crean un mini inconsciente colectivo que afecta a todos los que se encuentran
bajo ese mismo techo.
La mayor parte de las veces nada de esto suele molestarnos mucho. En las
lecturas de viviendas suelo usar un índice numérico para valorar la
“negatividad” que puede existir en un lugar, y salvo en casos muy extremos,
todas suelen estar entre 5 y 30, siendo 100 el máximo, y considerando que un
sitio es apto para vivir hasta los 45. Aún así, las personas que son más
sensibles enseguida notan cuando el ambiente de un lugar está mas limpio o más
cargado negativamente, y puede causarles trastornos pues se llevan a casa la
sensación o formas negativas que existían en el lugar al que fuiste de visita.
Simplemente, si es tu caso, cuando vayas a cualquier sitio date a ti mismo
la “orden” mental, o pon la intención de que no permites a ningún tipo de
energía negativa anclarse a tu aura, de forma que auto-bloquees posibles
interacciones con un entorno que a la larga, puede causar un bloqueo o problema
energético en ti, aunque sea leve y la mayoría de las veces no nos demos
cuenta.
Mayor sensibilidad
Alguna vez ya lo he comentado, cuanto más se “trabaja” uno mismo, más
sensible se vuelve a estas pequeñas cosas. A mas “limpio” está tu sistema
energético (y más sano, claro está), a la mínima que se te “engancha” algo ya
lo notas, aunque sea como una pequeña sensación de desasosiego (o ves el efecto
del bloqueo manifestado rápidamente en tu realidad).
Es por ello que al final debes recurrir a todo tipo de herramientas para
protegerte, o hacerte limpiezas regulares, llevar piedras que te ayuden, etc.
Es como con los alimentos, hay gente que empieza a comer más y más sano, y
cuando comen algo de comida basura de repente se ponen enfermos, pues el
organismo ya no tolera según qué cosas. Lo mismo nos pasa con nuestro sistema
energético, y tener una casa sana es una de las cosas más importantes para,
como mínimo, sentirnos a gusto y relajados el tiempo que pasamos en ella!
David Topí
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